Genio y figura: Wilhelm Reich
Personaje esencial, pero no muy
conocido, la obra del psicólogo austriaco Wilhelm Reich, uno de los
alumnos aventajados de Freud que aplicó marxismo al psicoanálisis,
devino en descubridor de la energía orgónica e inventó máquinas que
aseguraban un destino a la humanidad donde la potencia orgásmica fuese
base del bienestar social.
En el paranoico
periodo de la Guerra Fría conocido como “caza de brujas”, el doctor
Wilhelm Reich llamó la atención de los órganos estadounidenses de
inteligencia por experimentos que utilizaban el orgón (especie de
‘energía cósmica’ omnipresente) como antídoto contra la contaminación
nuclear.
Reich se había instalado en Estados Unidos
en 1939, escapando de los nazis, pero el país de la libertad no sería
afable con él. Luego de hacer clases en Nueva York, instaló el Laboratorio de Investigación Orgónica
de Orgonón (Rangeley, para el correo), donde desarrolló varios
experimentos: Trató a sus pacientes en el ‘acumulador de orgones’,
combinó esta energía con el radio, en peligrosas sesiones que afectaron
su salud y la de sus colaboradores; con una máquina diseñada para
eliminar orgones mortíferos, creó el cloudbuster o
‘revientanubes’, que también podía dispersar o provocar la lluvia, e
incluso se enfrentó con ovnis que sobrevolaban el laboratorio, a los que
la máquina quitaba el Orgón que las naves ocupaban –intuía- como fuente
de propulsión.
IDEAS
Pero la carrera de Reich había empezado
lejos de estos singulares aparatos. Nacido en 1897, su infancia estuvo
marcada por el suicidio de su madre y una bruta figura paterna que
moriría poco tiempo después.
Combatió en la Primera Guerra por el
ejército austriaco y tras estudiar medicina, se unió al círculo
psicoanalítico de Viena, donde Freud lo consideró “la mejor cabeza”, más
allá de sus diferencias.
Consideró que todo individuo civilizado
era por definición un neurótico, por lo que casi todos necesitábamos
terapia. Pero no bastaba con eso: Había que cambiar la sociedad entera.
Freud pensaba que las enfermedades físicas eran resultado de problemas
psicológicos; Reich invertía la causa y trabajaba aliviando la tensión
corporal para suprimir la neurosis. Así quedaba dibujada su terapia:
Verbalmente, desmantelar la coraza que no permitía la emergencia del Yo
natural, y eliminar la coraza muscular mediante la respiración profunda,
el movimiento y el contacto físico con el terapeuta (de hecho, las
sesiones eran en ropa interior).
ENERGIA ORGÓNICA
A lo largo de la historia humana se ha
postulado la existencia de una energía misteriosa y esencial. Desde
Paracelso y su sustancia sutil, pasando por el “ki” japonés, el “prana”
de los yoghis, hasta el “mana” de los polinésicos. Para Reich esta se
llamó “Orgón” y estudió cómo restablecer con ella la armonía en los
cuerpos enfermos y en la atmósfera., anticipándose décadas al
ecologismo. A esta altura, los partidos comunistas y un sector de
psicoanalistas lo consideraban “loco”.
La orgonoterapia ya no sólo contempla la
palabra, sino todo el cuerpo, sus emociones, y su funcionamiento
neurovegetativo, culminando su teoría del orgasmo. Para esto se apoyó en
el “acumulador de orgones”, una cabina donde la gente ingresaba por una
cantidad de tiempo para curar sus dolencias.
“Cometí el error de revelarle a la
humanidad la energía cósmica primordial que llena el universo. Esa
energía gobierna todos los procesos vivientes, determina nuestras
emociones (…) Cometí el error de descubrir y volver accesible la fuerza
básica de la naturaleza que muchas lenguas llamaron “Dios” a lo largo de
milenios”, escribía en un texto redactado desde la cárcel, poco tiempo
antes de morir.
Porque Reich no sólo llamó la atención de Fromm, Marcuse, Burroughs o Norman Mailer.
En una trama de intrigas colosales, la CIA, el FBI y la FDA (Food and
Drugs Administration) lo persiguieron hasta que en ‘56 fue condenado a
prisión, después de destruir en su presencia los acumuladores, sus
libros, y robar sus planos y anotaciones. El dr. Reich moría de un
ataque cardiaco en 1957, poco antes de ser liberado.
Buen día
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